Primer día.
Comienza a amanecer en Ginebra. Una inmensa nube blanca se destaca y cubre casi todo un cielo azul intenso casi negro. No hay luna llena pero la luminosidad del cielo es impresionante. En dos vehículos tomamos dirección de la fontera francesa a escasos kilometros : direccion Italia. Nuestro primer objetivo es el tunel del Mont-Blanc que une Francia a Italia y esta distante de 80 kmts. Del lado italiano: el Valle de Aosta, y mas adelante el Piemonte con ciudades como Ivrea, Asti, Torino. Grandes extensiones planas van desapareciendo detrás nuestro cuando comenzamos a llegar al mar. Una impresionante serie de tuneles nos hacen atravesar el puerto de Genova ; desde donde partieron hace mas de 500 años las caravelas de Colón en su busqueda de las Indias. En 4 horas hemos alcanzado el Mediterráneo y después de Genova, siempre a través de tuneles interminables, atravesamos una preciosa regíon de la costa de Liguria llamada Cinque Terre (Cinco Tierras). Decidimos hacer una parada en Pisa para ver la torre famosa, la Torre Pendente como la llaman los italianos y sin ir mas lejos que la Plaza de los Milagros constatamos con gran admiración la belleza y la armonía de la que se dice ser una de las mas hermosas plazas del mundo.
El color de la piedra con la que se construyó la Catedral (Duomo), el Baptisterio y la Torre de Pisa, nos hacen pensar a un paisaje extraño que hace poco habíamos dejado atrás en nuestra ruta. Eran las montañas de los Alpes Apuceanos donde se encuentra Carrara, … si Carrara la del mármol. Montañas blancas que parecen un glacial.
Después de haber buscado en vano un lugar donde comer una buena « pizza al taglio » nos vamos adentrando poco a poco en tierras toscanas. La luz de la Toscana es mágica se dice. Y lo es más aun cuando condiciones climáticas modifican la estructura del aire y que esa luz trata de abrirse paso a través de una tormenta de polvo, donde las hojas vuelan de todas partes.La luz se manifiesta de una forma siempre inesperada.
Después de algo mas de 10 horas llegamos al fin a nuestro punto de destino donde pasaremos una semana. Un pintoresco e inesperado encuentro nos espera : 12 cazadores han tirado y dos jabalíes han muerto. Una serena agitación se siente en el corazón de estos hombres.Será probablemente el último trofeo del año.
El entorno es idílico. Una gran puerta de fierro se abre para dejar pasar los coches. Estamos en Castellare di Tonda. Un dominio de 280 há en el centro de un triángulo que una Florencia, Siena y Pisa. El dominio posée 12 casas campesinas de estilo toscano tradicional y equipada con mucho modernismo y confort. Cada una su piscina, wi-fi y sobre todo un oasis verde alrededor.
La noche cae y una buena sopa caliente y un buen sueño nos esperan.
Segundo día.
Comenzamos un segundo día lleno de ilusiones en cuanto a las futuras visitas que nos esperan. El tiempo en Europa había estado espléndido desde nuestra salida de Ginebra, pero no habrá de durar y el verdadero otoño comienza a imponerse con firmeza.La ruta a San Giminiano es sinuosa como todas la rutas en Toscana. Los matices del otoño estan omnipresentes en la naturaleza.Verdes claros, verdes-amarillos, ocres,color de lavanda y el verde oscuro de los cipreses que apuntan al cielo como lanzas sobre las colinas del entorno.Un paisaje en un cambio incesante, sin que aún interfieran los rayos de un sol inexistente, o mejor dicho, muy alto sobre una guesa capa de nubes.
Comenzamos a divisar las 14 torres de San Giminiano, un burgo etrusco de 7150 habitantes rodeado de altas murallas. Un frío intenso que se infiltra por las callecitas de la ciudad no impide que una enorme cantidad de turistas conviertan esta hermosa y austera ciudad fortificada en un shop-until-you-drop (compra hasta que te caigas).
La noche comienza a caer. En San Giminiano oscurece y los turistas abandonan la ciudad medieval devolviendo la calma a sus habitantes. El frío nos hace regresar al calor de nuestra confortable granja.
Tercer día.
Al tercer día las cosas van cambiando y mis propósitos iniciales de fotografiar y visitar campos y ciudades van menguando. Nunca hubieramos pensado que una caída brutal de la temperatura nos impediría simplemente salir de la casa. No vinimos con ropa adecuada y somos incapaces de estar largos momentos al aire libre sin refugiarnos en cafés, lo que nos determina a pasar en el albergue dos días de lluvia y bruma. Esto me permitió captar esta atmósfera tan especial ya que la niebla estaciona en pequeñas nubes a muy poca distancia del suelo.
Renunciamos a visitar ciertas ciudades de la Toscana del norte o del sur como Luca, Pienza, y Montepulciano muy conocida por sus excelentes vinos como el vino nobile . Como Arezzo, la ciudad natal de Petrarca, nacido en 1304. Renunciamos también a visitar el hermoso Val d’Orcia y sus colinas arcillosas, quien estaría a punto de perder su estauto de sitio del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, amenazado por promotores inmobiliarios. Una muestra del paisaje típico de Val d’Orcia es la que encontramos entre Florencia y Siena en comunas como Villamagna y San Vivaldo. De entre todas estas ciudades-fortalezas las que mas me agradó por su buen estado de conservación y por su armonía ha sido Volterra. Encaramada en lo alto de una meseta rocosa con apenas 11000 habitantes hoy. La implantation etrusca la convirtió en un polo importante de intercambio comercial hasta el momento de pasar a manos de Roma.Despues de comer una excelente “pizza al taglio” y un riquísimo helado damos marcha atrás para regresar hacia el norte, a la Azienda Agroturística donde alojamos. A la salida de Volterra el tiempo cambia por un brevísimo instante para mostrarnos una fantástica puesta de sol por entre negras nubes cargadas de agua. Detenemos los vehiculos en una curva para hacer algunas fotos.
Llegamos para encender por primera vez la chimenea y comer un buen plato de “pasta e pommodori”, bien regado con dos botellas de un excelente Chianti Superiore. Quiero aclarar que viajo con mis hijos ya adultos, por lo que somos 7 personas. Esto es por lo de las dos botellas de vino.
Cuarto día.
Una decisión tomamos debido a que el tiempo se ha echado a perder bastante: ir a Florencia a pesar que ya conocíamos y no teniamos deseos de darnos un plantón esperando que avanzara la fila a la entrada de la Galería Uffizi.Como es sabido esta Galeria contiene una de las mas antiguas y famosas colecciones de arte del mundo.Para visitarla se necesitan horas y mas vale dejarlo para una visita de la ciudad de Florencia durante varios días.
En realidad fue el día menos productivo y quizas también uno de los mas cansadores.Habiamos conducido por pequeñas rutas guiados por un GPS que no siempre elegía los caminos mas rápidos, por lo que nos dimos mas de una vuelta inútil.
Un buen almuerzo y nos lanzamos al asalto de los Jardines de Boboli.Yo tenía buenas referencias y la vez pasada (algunos años hace) saliendo del Palacio Pitti no había podido visitarlos.Quedamos un poco decepcionados ya que muchos lugares estaban en trabajos y nos quedamos con la impresión de bastante descuido en la mantención de lo que se sabe fué la base para la construcción de todos los jardines de Europa incluso Versailles.El lugar es vasto y se debe contar con varias horas para visitar sus 320.000 metros cuadrados.
El resto del tiempo fuimos a recorrer el centro de Florencia desde el Ponte Vecchio hasta la Catedral (Duomo) y la Plaza de la Signoria, donde aprovechamos de saborear un exquisito helado como solo los italianos poseen la ciencia de fabricar. Poseen otras ciencias también ,como la de fabricar accidentes de tráfico,un excelente café, buenos clubs de futbol y hermosisimas mujeres ademas de ropa muy elegante, una horrible televisión y la mejor cocina del mundo.
Viajar a Italia es siempre atractivo, porque tiene tanta riqueza cultural y paisajística que no defrauda nunca. Si hay una región que merece la pena conocer, es la Toscana. Está formada por varias provincias: Florencia, Livorno, Luca, Pisa, Siena, Massa-Carrrara, Lucca, Arezzo, Grosseto y Pistoia, siendo la capital, Florencia. Todas y cada una de las ciudades y pueblos que forman esta región, tienen una gran belleza natural y arquitectónica, lo que convierte a la Toscana en una región muy visitada.
Todas las ciudades son de tamaño medio-pequeño y se pueden visitar perfectamente a pie. Casi todas las ciudades tienen serios problemas de tráfico, por lo que lo más aconsejable es viajar en transporte público o bien aparcar el coche en algún parking de las afueras y recorrer las calles andando, ya que merece la pena pasear por ellas.
En Florencia no debes dejar de visitar el Duomo, sube al “campanile” o a la cúpula, disfrutarás de unas vistas impresionantes. La Plaza de la Signoria es de una belleza singular, el centro neurálgico de la ciudad. Aquí están los Uffizi, un “must” si la pintura es un arte que te inspira. Muy cerca está Ponte Vecchio, el primer puente medieval con arcos segmentados construido en Europa, hoy lleno de antiguas tiendas, especialmente joyerías.
Si eres un apasionado de la Edad Media, no debes perderte Siena, San Gimigniano y Volterra. En Siena visita la Piazza del Campo, donde está el ayuntamiento y la Torre del Mangia, si te gusta la altura sube al atardecer, y disfruta de unas vistas espectaculares. Pasea todo lo que puedas, te sentirás en otra época, ya que la normativa urbana ha conseguido conservar la belleza de la ciudad medieval a lo largo de los siglos. No dejes de visitar el Duomo, otra obra que no te dejará indiferente.
San Gimigniano está a unos 45 kilómetros de Siena, y es otra ciudad que merece la pena conocer, ya que es el Manhattan medieval, con 14 torres en la actualidad, en el pasado tuvo más de 70. Las familias más importantes erigían las torres y dependiendo de su rango la altura era mayor o menor. San Gimigniano te parecerá un parque temático, por sus preciosos edificios, palacios y calles empedradas de gran belleza.
A tan solo 30 kilómetros, está Volterra, un pueblo que tuvo gran protagonismo durante la lucha en la Edad Media entre Siena y Florencia. Disfruta de esta villa amurallada, con callejuelas y rincones con más de 2000 años de historia.
Viajar a la Toscana es sencillo, desde varios aeropuertos españoles podrás conectar con sus principales aeropuertos: en Florencia el Aeropuerto Amerigo Vespucci y en Pisa el Aeropuerto Galileo Galilei. La tarea será todavía más fácil si dispones de alguna de las aplicaciones de vuelos para Android, en tu dispositivo móvil. Compañías como Iberia, Air Europa, Vueling, Brittish Airways o Air France ya disponen de aplicaciones para tu smartphone, que simplifican al máximo la búsqueda y reserva de vuelos online. Podrás planificar tus viajes cómodamente desde el móvil, obtener información actualizada y al instante sobre cambios, conexiones, e incluso usar tu dispositivo móvil como tarjeta de embarque en los aeropuertos que estén adaptados.