El fin de semana pasado viajé por fin a Salamanca, una de las ciudades más bellas de Castilla-León. Allí pude disfrutar de lugares míticos como la Plaza Mayor, la Casa de las Conchas, la zona de la Universidad.. en fin, el centro histórico en general. Además, pudimos pasear por la ribera del río Tormes. Rincones que me gustaron y no suelen salir en las guías: el Huerto de Calixto y Melibea y la Iglesia de San Marcos. Preciosos. Además, en Salamanca se come de escándalo, se nota que aquello es Castilla, el paraíso de los carnívoros. Salamanca es una de las escapadas que no pueden faltar en la mochila de ningún buen viajero.
De Madrid a Salamanca
Llegué a Salamanca en autobús desde Madrid en Autores, que es la línea de autobuses que van a la ciudad. Cogí un taxi hacia mi hotel que estaba ubicado cerca de la Plaza Mayor, más bien a unos pasos, el Hotel Catalonia Plaza. El edificio del hotel aun conserva la fachada racionalista mientras que la decoración tanto de las habitaciones como de los espacios comunes es moderna con toques orientales y guiños clásicos como es la presencia de la piedra de Villamayor (con el mismo tipo de piedra que se ha hecho las catedrales).En mi primer día estuvimos por la Plaza Mayor, increíble esta plaza, muy bonita. Plaza de estilo barroco, se construye en la primera mitad del siglo XVIII, de 1729 a 1755.
De planta casi cuadrada, es cerrada y porticada formándose grandes arcadas sobre las puertas que dan salida a las distintas calles que en ella confluyen. En esta misma plaza también se haya el Ayuntamiento, punto de encuentro de todos los salmantinos.De ahí partimos hacia las Catedrales pasando por la Calle Rua Mayor, en la cual se divisa las catedrales al fondo.
A medio camino esta la Casa de Las Conchas de inevitable parada.La Casa de las Conchas se construyó a finales del siglo Quince, de estilo gótico civil, su fachada está decorada con unas 350 conchas de vieira, distintivo de la orden de Santiago. También son importantes las rejas góticas de las ventanas. Actualmente alberga una biblioteca pública.
Enfrente de la Casa de Las Conchas se haya la Clerecía, actualmente sede de la Universidad Pontificia. Se comenzó a construir en el año 1617 y se terminó 150 años más tarde como Colegio Real del Espíritu Santo, de la Compañía de Jesús. La Clerecía es de estilo barroco. Se diferencia el colegio, con un majestuoso claustro, y la iglesia, con una impresionante fachada de tres cuerpos. El nombre de Clerecía se debe a que perteneció a la Real Clerecía de San Marcos tras la expulsión de los jesuitas.
Ya visto esto Seguimos hacia las Catedrales, pasando por la Plaza Anaya, lugar también de encuentro de jóvenes y no tan jóvenes. Salamanca tiene dos catedrales, la vieja, del siglo XII y de estilo románico, y la nueva, mucho más grande, del siglo XVI y de estilo gótico. Un precioso y bastante desconocido rincón de Salamanca es el lugar donde se juntan la catedral vieja y la nueva, llamado el Patio Chico.
A pesar de que la construcción de la catedral nueva supuso la demolición de uno de los brazos de la nave de crucero de la catedral vieja, hay que decir que en el Patio Chico, el románico y el gótico se unen en una armoniosa plazuela. Desde el Patio Chico se puede observar el magnífico cimborrio románico de la Catedral Vieja, llamado Torre del Gallo, con cubierta de escamas. Muy cerca de ahí está el Huerto de Calixto y Melibea, donde algunos dicen que se sitúa la trama de la novela La Celestina de Fernando de Rojas, y restos de la muralla romana.
También estuvimos viendo la fachada de la Universidad, por calle libreros, cita obligada en la cual hay que buscar la famosa rana, de la que se decía, que quien no la veía no aprobaría jamás los exámenes de la universidad, al menos yo la ví… 🙂
La verdad que en Salamanca hay muchas cosas que ver, aparte de sus catedrales y sus iglesias, el Parque de Calixto y Melibea me encantó, un parque en el que se respira tranquilidad y te lleva a otra época. El museo Lis, Palacio de Monterrey, Convento de San Esteban, El convento de las Carmelitas, El parque de los jesuitas….y un no parar de ver cosas!!
La gastronomía muy bien, mucha carne y todo a la brasa, fuimos por Van Dyck, una calle muy típica de tapas en la puedes probar diferentes tipos de pinchos y hartarte de comer bien. Un gusto!
Y otra cosa es la fiesta por la noche, muchos bares, mucho universitario, mucho ambiente juvenil y gustos para todos los tipos, acabarán con un buen sabor de boca para poner punto y final al viaje.