Fue en Fiestas Patrias de 2016 que junto a dos amigos, Alberto Rodrigo y Felpe Sagra, tomamos nuestras bicicletas y nos fuimos a la sierra de Lima, al pueblo de Canta que se encuentra ubicada al noreste de Lima, en el kilómetro 105, en el valle del río Chillón, a unos 2800 msnm. Tomamos la Av. Tupac Amaru y llegamos hasta el limite de la ciudad, allí fue donde comenzamos a pedalear, ya que por lo denso del trafico era un poco peligroso salir en bicicleta desde nuestras casas.
Por diversos motivos no pudimos salir temprano y recién a las 2 de la tarde iniciamos esta pequeña aventura. El camino es todo asfaltado, al principio es completamente plano. Teníamos planeado llegar hasta el pueblo de Yangas, lugar donde pasaríamos la primera noche. Hacia buen tiempo, el día estaba soleado y teníamos muchas ganas de pedalear. Durante gran parte de este tramo, la carretera esta rodeada por cultivos de pan llevar, se podía ver a la gente trabajando su tierra y algo de ganado.
Luego de dos horas de camino, llegamos a Yangas, algo cansados, buscamos un lugar donde comer algo y luego de preguntar donde podríamos pasar la noche, la señora del restaurante nos dijo que ha una cuadra había una casa en la que podíamos alojarnos, así que fuimos y preguntamos, salió una persona la que nos dijo que si podíamos quedarnos, así que nos acomodamos en un cuarto. Por la noche no había nada que hacer, comimos y estuvimos conversando en la terraza de la casa sobre que es lo que haríamos los próximos tres días.
Nos levantamos muy temprano y salimos rumbo a Canta, pasamos por Santa Rosa de Quives, lugar donde vivió Santa Rosa de Lima (Patrona de la ciudad de Lima y de las Filipinas), en este lugar se encuentra la Hermita donde Santa Rosa pasaba horas rezando. Todos los 30 de agosto que se celebra su día, este lugar se llena de fieles que vienen de todas partes para rezarle y pedirle que les conceda algún deseo o milagro.
A partir de este punto el valle comienza a cerrarse un poco y la carretera inicia un paulatino ascenso. El siguiente pueblo que pasamos fue Yaso, donde según dicen existen 100 balcones, aquí comienza el camino de tierra. Dejamos atrás Yaso y continuamos subiendo, la carretera cada vez se iba poniendo mas sinuosa y la pendiente mas pronunciada. Por fin luego de algunas horas en la bicicleta divisamos Canta en lo alto de un cerro, aun nos faltaba la ultima subida de unos 5 Km para llegar. Seguimos adelante y entramos a Canta acompañados de una ligera lluvia.
Dimos una vuelta por su plaza y sus calles, como era feriado había bastante gente que había venido. Luego de comer, nos fuimos a un albergue que se encontraba en la entrada de Canta, donde dormiríamos, como los cuartos estaban copados por la alta demanda de turistas, nos dijeron que el único techo que nos podían ofrecer era un deposito, por lo que lo tomamos. La noche fue tranquila, la pasamos en la fogata contemplando el cielo estrellado, conversando con los otros huéspedes y tomando algunas cervezas.
A la mañana siguiente subimos a Canta para desayunar, luego visitamos los pueblos de Pariamarca y San Miguel, bajamos a Obrajillo, un lugar para acampar que se encuentra al lado del Río Chillon. Quisimos ir a las ruinas de Cantamarca, pero el tiempo nos gano por lo que tuvimos que dar vuelta y regresar a Canta, ya con el sol por esoconderse retornamos al hospedaje pero por otro camino opuesto al principal, que termina justo enfrente del hospedaje. Justo al finalizar este camino se encuentra un antiguo puente de calicanto, al parecer colonial.
Por la noche, cenamos, estuvimos en la fogata y nos acostamos temprano ya que al día siguiente teníamos que retornar a Lima y nos esperaban cerca de 80 Km de recorrido, aunque eran de bajada, igual era un tramo largo. Finalmente a las 3 de la tarde llegamos cada uno a su casa.