Estoy en la bella ciudad de Granada, hospedado en un bonito hotel al lado de la Alhambra, un hotel de gran valor arquitectónico e histórico. El hotel por si mismo te introduce en la belleza de la propia ciudad. Desde las ventanas de la habitación se puede admirar la Alhambra y contemplar la ciudad a lo lejos, una vista que guardaré en mi recuerdo. No me quiero poner trascendente, pero reconozco que los hoteles con encanto transmiten sensaciones muy especiales, sobre todo cuando el hotel cuenta con siglos de historia y piensas en las personas que anteriormente a ti disfrutaron de la belleza de su arquitectura.
Estoy en la gloria, acabo de salir de un relajante baño y me siento vital y renovado. Me dirijo a mi habitación para vestirme y tomar una cena en el mismo hotel. El restaurante cuenta con una decoración minimalista, como todo el hotel. El agua, las plantas y la madera es lo que más predomina en la decoración. Un hotel spa es una magnífica forma de disfrutar de unos días para relajar el cuerpo y la mente de las tensiones diarias. Este tipo de hoteles han cambiado mucho, así como la idea de que se trata de lugares aburridos y exclusivos para personas mayores. Parejas jóvenes y familias forman parte muy importante de su clientela en la actualidad.
Son muchos los detalles que hacen que Granada sea una ciudad única, hermosa, cosmopolita y alegre que año a año recibe un gran número de turistas, entre los cuales estoy yo por supuesto que volveré muchas veces más a disfrutar sus espacios únicos, un gran clima y un bello ambiente además de todas las comodidades que ofrecen sus hoteles con encanto.